JUUUS WAGNER VON JAUREGG, PROMOTOR DE LA PSIQUIATRIA EFICAZ Por HONOR/O DELGADO Profesor de Psiquiatría de la Universidad Mayor de San M arcos Hasta hace poco tiempo una clínica psiquiátrica era compara- ble con un museo, por ofrecer una colección de casos raros en cus- todia. Los enfermos que sanaban casi constituían motivo de sor- presa. y no resultaba paradójico el dicho de un famoso psiquiatra e investigador de la anatomía cerebral: "la clínica de Fulano es mala para la ciencia porque ahí se preocupan de la terapéutica". En efecto, el centro de la investigación de los desórdenes mentales no estaba del lado de la vida sino de la muerte: la mesa de autopsias -y no la existencia personal del paciente- constituía la meta dd interés científico. Hoy es fundamentalmente distinta la actitud del psiquiatra. La custodia del enfermo es un accidente y la disección del cadáver un auxiliar del estudio de los procesos anímico-vitales. Ve en los des- órdenes psíquicos una falla del sistema regulador del organismo psi- cofisiológico, susceptible de rehabilitación. Las psicosis reputadas antes como enfermedades incurables se presentan como perturba- ciones dóciles a la terapéutica. El problema es obrar a tiempo y conforme a los procedimientos que permiten el triunfo de la vis medicatrix natur.ae. Julius Wagner Ritter von Jauregg, eminente psiquiatra vienés, es el principal creador de esta saludable transformación de la me- dicina mental. Su muerte, acaecida el 1 '' de octubre de 1940. cuan- JULIUS WAGNER VON JAUREGG 377 do contaba 83 años de edad, nos invita a recordar el fecundo es- fuerzo de su larga existencia de investigador y benefactor de la humanidad. De familia noble, nace el 8 de marzo de 1857 en W els, Alta Austria, y estudia medicina en Viena de 1874 a 1880, año en que se gradúa de doctor. Objeto de su inclinación principal es la anato- mía patológica, a la que consagra los esfuerzos de sus primeros años de médico. Es asistente en la cátedra de esa disciplina, llamada en Viena de patología general. Aunque realiza algunas investiga- ciones en esta materia, cuyos resultados publica en la Revista de la Academia de Viena, su vocación no es continuar en la especialida•.::l perfeccionada por el gran Rokitansky, gloria de la escuela vienesa del siglo XIX. Wagner von Jauregg se dedica en seguida a la me- dicina interna, pero encuentra dificultades para conseguir el cargo de asistente clínico. Esto y su afición al deporte y la aventura, le ponen en la posibilidad de formar parte de la comisión organizad., por el explorador Stanley para estudiar el Africa. Tal proyecto fracasa, como el de ir a Egipto en una comisión internacional, que se frustra por el bombardeo de Alejandría por les ingleses. Gracias a estas circunstancias W agner von J auregg se dirige a la psiquiatría. Vaca una plaza de asistente en la cátedra de Lei- desdorf y es aceptada su s0licitud para ocuparla. Aunque no tiene la intención de consagrarse a la psiquiatría, observa algunos casos que le interesan vivamente: unas pacientes aparentemente incura- bles, sanan por completo de su psicosis a causa de enfermedades infecciosas graves que adquieren por azar. Esta experiencia .marc'l d comienzo del esfuerzo científico de toda su vida. Su plan es sim- ple: realizar deliberadamente el camino de curación que la natura- leza sigue de manera casual. La tendencia a los viajes de aventura queda descartada por la idea de un gran descubrimiento científico. La necesidad de acción encuentra su desahogo en la práctica del al- pinismo, en que llega a distinguirse el médico hidalgo. Al mismo tiempo que acumula observaciones propias sobre los efectos de las enfermedades infecciosas intercurrentes en el proceso Üe las psicosis, investiga les ¡::nales de la clínica, acopiando verifi- caciones de casos curados por las enfermedades febriles y las supu- raciones prolongadas. Encuentra incluso algunas descripciones d-.c curas por exutorios, esto es, con supuraciones provocadas por el mé- 378 JULIUS WAGNER VON JAUREGG dico (casos de Dubuisson, 1816; Trelat, 1845; Arndt, 1872; Ma- bille, 1882). Según los conocimientos de la época. las infecciones que pa- recen más apropiadas y menes peligrosas a Wagner van Jauregr¡ para inocularse artificialmente son la 1~alaria y la erisipela. En 188 7 publica sus verificaciones y su concepción de la nueva vía terapéu- tica, con el título "Acerca de la influencia de las enfermedades fe- briles sobre las psicosis". Esta publicación cae en el vacío: ningú•1 especialista vislumbra la importancia del método propuesto. Wag- ner· van Jauregg no se desanima; intenta la inoculación de la eri- :;ipela en un enfermo y, con gran sorpresa, la infección no prende. En 1889 Wagner van Jauregg es nombrado profesor de psi- quiatría en Graz. El cambio de posición coincide con el descubri- miento de la tuberculina por Koch y su prestigio como agente te- rapéutico. La inyección de pequeñas cantidades de esta substancia ~constituida por bacterias muertas de las que producen la tuber- culosis~ suscita fiebre. Esta reacción febril, repetida a voluntad, es lo más parecido a la fiebre intermitente. W agner van J auregg comienza a aplicarla a los elienados. Pero pronto se descubre que la tuberculina de Koch es peligrosa y hasta se señalan casos de muerte. por lo cual los experimentos de Graz deben interrumpirse. El 19 de octubre de 1893 Wagner van Jauregg es nombrado director de la clínica psiquiátrica de Viena y profesor del curso, con lo cual dispone de un riquísimo campo para sus indagaciones. Algo rehabilitada la aplicación de la tubercuilna. reanuda su emplev en los alienados. Logra algunas curaciones en diferentes psico~is, pero como en ellas se producen eventualmente remisiones espontá- neas, el resultado no es como para convencer a los escépticos. En- tonces el nuevo profesor de Viena escoge la parálisis general pro- gresiva o demencia paralítica, enfermedad de origen luético que nin- gún especialista considera curable ~pues sólo muy rara vez mues- tra temporales remisiones~, como objeto de sus experimentos te- Iapéuticos con tuberculina y mercurio. Consigue producir la des- aparición de los síntomas de la demencia paralítica y el retcrno d~? los pacientes a la vida social y al trabajo, aunque sólo excepcional- mente de manera durable. En el Congreso Internacional de Medi- cina, celebrado en Budapest el año 1909, Wagner van J auregg re- JULIUS WAGNER VON JAUREGG 37~ vela halagadores resultados. Pocos colegas aprueban el procedi- miento y apenas consigue imitadores. Ehrlich descubre el salvarsán por entonces y pronto se verifica que no da resultado curativo en el caso de la metasífilis, una de cu- yas formas es la parálisis general. Wagner von Jauregg aplica el nuevo agente arsenical como .auxiliar del tratamiento febril con va- cuna antitífica. logrando éxitos apreciables -que sus detractores atribuyen erróneamente al salvarsán. Con todo, los casos curados en la clínica c]e Viena dan a menudo ingratas sorpresas por la re- caída de los enfermos. Al fin, en 1917, después de más de treinta años de renovadas tentativas, -Wagner von Jauregg logra poner en práctica el proce- -dimiento decisivo: la inoculación con la malaria, propuesta desde su primer trabajo. Infecta nueve paralíticos con el resultado más alentador. Publica el hecho en 1918, y desde el año siguiente aplica el método en gran escala. En 1920 la malarioterapia se aplica en las -clínicas de Hamburgo, en febrero de 1921 en la de Lima, y después. poco a poco, en el mundo entero. Así deja de ser incurable la pa- rálisis general. Pocos años más tarde se descubren tratamientos pa- ra las psicosis endógenas, y con eso la psiquiatría figura definitiva- mente entre las ramas eficaces de la medicina. A mediados de septiembre de 1927 se realiza en Viena, con- juntamente, el congreso anual de psiquiatras y el de neurólogos ale- manes. Concurrí a tal reunión y conservo como uno . de los más gratos recuerdos de esa estada en Viena el almuerzo que Wagner von Jauregg ofreciera a un pequeño grupo de los propagadores de .su método: siete alemanes, el psiquiatra norteamericano Smith El y Jelliffe, y yo.· El anfitrión, afecto siempre al alpinismo, nos habla con entusiasmo de los Andes, mostrando un gran conocimiento de ~us particularidades. En la mesa cuenta infinidad de anécdotas, de las que voy a recordar algunas que hoy se pueden reproducir sin indiscreción. La dirección de la clínica psiquiátrica de Viena fué siempre una posición difícil por los frecuentes conflictos con el Gobierno y la Beneficencia. Meynert, uno de los más grandes psiquiatras del siglo pasado, pudo sostenerse en ella gracias al apoyo de Roki- tansky, a pesar de su carácter difícil y del antecedente de haber in- gresado al establecimiento como enfermo de la mente. Su afición ?80 JUL!US WAGNER VON JAUREGG ¡; la anatomía patológica del sistema nervioso le atrajo la simpatía de Rokitansky y le facilitó el ingreso a los estudios de medicina y después 3 la dirección del establecimiento. Wagner von Jauregg y Freud fueron condiscípulos, y a pesar de haberse distanciado por diferencias en el orden de la tecría, se tuteaban. Ambos ilustres renovadores de la psiquiatría, el uno en el campo de las psicosis y de la terapéutica por acción sobre el cuer- po y el otro en la esfera de las neurosis y de la psicoterapia, en la época estudiantil fueron ~uy buenos amigos y compañeros de di- versiOn. El joven Freud no se distinguía por la abstinencia (como fué el caso de Kraepelin, gran antialcohólico), e incluso incurrió algunas veces en excesos peligrosos. En cierta ocasión pasó de la medida al punto de llegar a perder el conocimiento. Sus compañe- rcs de expansión, entre los que se hallaba Wagner von Jauregg, se alarman, le creen muerto y le llevan cargado a su domicilio, lla- man a la puerta, depositan "el cadáver" y huyen. Al día siguiente, tan fresco como siempre, Freud concurre a sus clases. La anécdota más curiosa es la relativa a la causa de la dedica- ción de Wagner von Jauregg a la psiquiatría. Con esa delicada propensión de la urbanidad vienesa a reducir el valor de lo propio, que cuadraba muy bien al tipo de barón rural del maestro, nos con- taba que se decidió a ser asistente de Leidesdorf sólo porque te- nía referencias de que la psiquiatría era una especialidad muy des- cansada. La perspectiva de una vida fácil y en espera de la oca- ~ión favorable para emprender un viaje de exploración a tierras le- janas - tal fué el atractivo que le ofrecía el puesto escogido, en una rama de la medicina que ni siquiera había conocido al pasar por ia Facultad. Así se expresaba el trabajador infatigable, no sólo en el campo de la medicina mental y la anatomía patológica, sino también eri los de la endocrinología y la criminología. No había pasado un mes de esta conversación, en que Wagner von Jauregg se presentaba a sus invitados poco menos que como un haragán, cuando hallándome en Munich, leía en los diarios la noticia de que la Academia sueca había otorgado el Premio Nobel al !ncritísimo profesor de Viena. Antes de terminar, quizá no carezca de interés el relatar la ra· ;~ón probable de que Wagner von Jauregg suprimiera, en el ctoño de su vida, el nobiliario von de su apellido. Según la mayoría d~ JULIUS WAGNER VON JAUREGG 381 las opiniones, esto se debería a ia depresión y al pesimismo que pro- dujo en su ánimo la caída de la nobleza austriaca a raíz de la Gue- Ira Mundial; pero al decir de Bernhard Dattner. neuro-psiquiatra vienés que siendo de raza hebrea se suicidó -según mis informes- al ser incorporada Austria al Reich Akmán, y que conocía muy bie;1 la vida de von Jauregg. su maestro y su jefe, la explicación estaría en que habiendo contraído éste un matrimonio desigual. quiso renun- C'lar voluntariamente a su alta clase social. En este caso. el adve- nimiento del régimen soCialista en Austria sólo habría sido una oca- sión para que Wagner von Jauregg suprimiera el distintivo aristo- crático de su apellido. llonorio DELGADO.