El Perú y la Primera Guerra Mundial Fabián Novak y Jorge Ortiz (editores) © Fabián Novak y Jorge Ortiz, 2014 © Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2014 Av. Universitaria 1801, Lima 32, Perú Teléfono: (51 1) 626-2650 Fax: (51 1) 626-2913 feditor@pucp.edu.pe www.fondoeditorial.pucp.edu.pe Diseño, diagramación, corrección de estilo y cuidado de la edición: Fondo Editorial PUCP Primera edición: diciembre de 2014 Tiraje: 500 ejemplares Prohibida la reproducción de este libro por cualquier medio, total o parcialmente, sin permiso expreso de los editores. Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2014-17984 ISBN: 978-612-317-060-8 Registro del Proyecto Editorial: 31501361401133 Impreso en Tarea Asociación Gráfica Educativa Pasaje María Auxiliadora 156, Lima 5, Perú Consecuencias de la Primera Guerra Mundial en el Perú Josefina del Prado 1. Introducción La Primera Guerra Mundial representa un punto de quiebre muy sig- nificativo en términos de las relaciones internacionales. Ella marca la configuración de un nuevo orden mundial, redibuja el escenario, esta- blece una nueva distribución de poder, se suman nuevos actores, se inicia una nueva dinámica cuyos efectos se sienten hasta nuestros días. Cabe recordar que con la Primera Guerra Mundial termina el denominado Antiguo Régimen, aquel constituido por cinco poten- cias que se aliaron para preservar el régimen monárquico y defenderse de los embates de la revolución liberal y el nacionalismo. Este orden se caracterizó por el denominado Concierto de Europa y abarcó de 1815, tras la derrota de Napoleón, hasta 1854. Como destaca Alcalde (2014, pp. 20-21), el arreglo central del Concierto de Europa, depen- diente del mecanismo tradicional de equilibrio de poder, consistía en que las cinco grandes potencias, Austria, Inglaterra, Prusia, Rusia y Francia, debían evitar el conflicto entre ellas y que se apoyarían en un básico consenso normativo en momentos de crisis. 196 El Perú y la Primera Guerra Mundial El  equilibrio de poder logrado con este mecanismo se quebró poco después con la Guerra de Crimea (1854-1856) que llevó a un periodo más turbulento, dominado por las guerras de unificación de Italia y Alemania. La  guerra franco-prusiana rompe definitiva- mente la distribución de fuerzas que sostenía al Concierto de Europa (Alcalde, 2014, p. 23). El creciente poder alemán, marcó el inicio de otro periodo de equi- librio, esta vez entre alianzas en competencia. Por un lado, los imperios centrales de Alemania y Austria-Hungría y del otro, la Triple Entente (Gran Bretaña, Francia y Rusia), que condujeron a un periodo de apa- rente paz entre 1872 y 1914 pero que realmente fue la antesala de la Primera Guerra Mundial. Explica Alcalde: El advenimiento de la Gran Guerra sería, en gran medida, conse- cuencia de los importantes cambios que se dieron en la distribución de poder en Europa en el último cuarto de siglo  XIX, especial- mente el ascenso de Alemania, por encima de Francia, desplazando a Inglaterra del centro del equilibrio de poder e intentando arreba- tarle la hegemonía y acelerar una transición de poder (2014, p. 25). 2. La Gran Guerra Entre 1914 y 1918 se desarrolló la Primera Guerra Mundial con una capacidad de destrucción y alcance sin precedentes, pues dejó más de diez millones de víctimas mortales e incluyó a potencias no solo euro- peas sino a extracontinentales, cuyo protagonismo empieza a gestarse de modo significativo en este periodo y permanece vigente. La Gran Guerra, llamada así cuando no se vislumbraba que habría una segunda, fue la primera en tener un alcance realmente mundial en la medida en que, como recuerda Thomson: […] fue el primer conflicto general entre los Estados nacionales alta- mente organizados del siglo XX, capaces de aprovechar las energías 197 Consecuencias de la Primera Guerra Mundial en el Perú / Josefina del Prado de todos sus ciudadanos o súbditos, de movilizar la capacidad pro- ductiva de las industrias pesadas y de utilizar todos los recursos de la tecnología moderna en la búsqueda de nuevos medios de des- trucción. Se trata, también, de la primera guerra en escala suficiente como para dislocar la economía mundial que, durante el siglo ante- rior, se había entretejido tan reciamente (1997, p. 69). Pese a lo señalado por las corrientes realistas e idealistas de las rela- ciones internacionales, ni el equilibrio de poder logrado en las etapas previas a través de las alianzas, ni la interdependencia económica exis- tente debido al importante volumen de comercio intercambiado por las potencias europeas en ese entonces fueron capaces de evitar que se produjera este conflicto sin precedentes. Si, como creían los optimistas seguidores de Cobden en el siglo XIX, el comercio constituía un vínculo de interés y amistad entre las naciones, Alemania y la Gran Bretaña no se habrían colocado en lados opuestos, y aquella habría mantenido las mejores relaciones con casi todos sus vecinos europeos (Thomson, 1997, p. 71). La  generalización del conflicto se deriva del sistema de alianzas creado por las potencias en el marco de la competencia por el liderazgo mundial; la rivalidad entre ellas se establecía en función del crecimiento y la competitividad de la economía. La dimensión sin precedentes de la Gran Guerra y el saldo de la misma son explicados fundamentalmente por la búsqueda de objetivos ilimitados. Como indica Hobsbawm, para los dos beligerantes princi- pales, Alemania y Gran Bretaña, el límite «tenía que ser el cielo», pues Alemania aspiraba a alcanzar una posición política y marítima mundial como la de Gran Bretaña. Por su parte, Francia buscaría compensar su creciente inferioridad demográfica y económica respecto a Alemania (2011, p. 38). La  Primera Guerra Mundial provocó la caída de los tres impe- rios europeos: los Romanov en Rusia, los Hohenzollern en Alemania 198 El Perú y la Primera Guerra Mundial y  los  Habsburgo en Austria-Hungría. La  destrucción y extensión de la guerra se explica también por los efectos mortíferos de los nuevos armamentos que por primera vez fueron utilizados en esta contienda (Béjar, 2011, p. 64). A comienzos del siglo XX se producían armas cuya tecnología era bastante avanzada respecto a las utilizadas en el siglo anterior, […] ya se producía en serie munición y armas con una precisión, velocidad de repetición y alcance muy mejorados. Se habían inven- tado las armas con retrocarga, las metralletas alimentadas por correa, la artillería de repetición rápida y los rifles con depósito cargador. […] Las metralletas se volvieron más ligeras y en 1918 aparecieron los subfusiles, como la metralleta de París (con un alcance de unos 128 km). Los nuevos tanques Mark I se usaron por primera vez en el campo de batalla de 1916. [...] Los alemanes fueron los prime- ros en usar lanzallamas; lo hicieron en Verdún en 1915[...] fue el primer país que uso gas de cloro. [...] Ese mismo año se emplearon gas mostaza y fosgeno. Los aliados también empezaron a usar gases. La aviación fue cobrando una importancia mayor […] Durante el transcurso de las hostilidades se concibieron los primeros aviones de combate como el Fokker E1 y el Nieuport 17 de los aliados y el Fokker DVII de los alemanes (Santon & Mc Kay, 2006, p. 223). 3. Nuevo orden Hasta finales del siglo XIX, las potencias europeas eran responsables del equilibrio vigente, sin embargo, […] el periodo viene marcado por el tránsito, que se acentúa en el cambio de siglo, de un sistema internacional de hegemonía británica a otro caracterizado por la multipolaridad de centros de poder en la medida en que el dominio del mundo y la hegemonía económica, que hasta entonces habían sostenido la primacía mundial inglesa, pasarán a ser compartidos por otros grandes Estados: Francia, 199 Consecuencias de la Primera Guerra Mundial en el Perú / Josefina del Prado Alemania, Rusia, Estados Unidos y Japón. La emergencia de estos dos últimos anuncia por su parte la aparición de poderosas fuerzas extraeuropeas que apuntan ya a un futuro desplazamiento del cen- tro histórico de poder fuera del viejo continente, cuyo declive sin embargo solo será un hecho después de 1918 (De la Torre Gómez, 2001, p. 154). En la Primera Guerra Mundial participaron todas las grandes poten- cias y todos los Estados europeos excepto España, los Países Bajos, los tres países escandinavos y Suiza. Además diversos países de ultramar como Canadá, Australia, Nueva Zelandia enviaron tropas para luchar fuera de su continente y, como destaca Hobsbawm, «lo que es más importante, los Estados Unidos desatendieron la advertencia de George Washington de no dejarse involucrar en los “problemas europeos” y trasladaron sus ejército a Europa, condicionando con esa decisión la trayectoria histórica del siglo XX» (2011, p. 31). Por su parte, Gilbert apunta, acerca de la historia de las potencias europeas: Al finalizar la guerra toda Europa estaba consumida. Ninguna de las grandes potencias había podido evitar los dispendios del costo- sísimo armamento [...] Tanto la estructura de los países autócratas como la de los liberales experimentaron transformaciones radicales (1966, p. 105). Cabe también recordar que, la Primera Guerra Mundial acabó con muchas normas y llevó a Europa las pautas de la guerra colo- nial. Se invadieron países neutrales (algo que no solo hicieron los alemanes), se vulneraron los derechos y las leyes que regían el uso del mar, Alemania sufrió un laxo bloqueo —ilegal según el dere- cho internacional—, se detuvo y fusiló a civiles, se utilizaron armas químicas y se experimentó con las biológicas y comenzaron a bom- bardearse ciudades (Payne, 2011, pp. 45-46). 200 El Perú y la Primera Guerra Mundial 3.1 El Tratado de Versalles1 Una primera gran consecuencia de la Guerra Mundial fue el Tratado de Versalles que apuntó a crear un orden pacífico de corte liberal. La aper- tura de las negociaciones tuvo lugar en la Conferencia de París del 18 de enero de 1919. Participaron 32 naciones, un 75% de la población mundial de ese entonces. Las negociaciones fueron dirigidas por los denominados «Tres Grandes», EE.UU., Reino Unido y Francia, a tra- vés de Woodrow Wilson, David Lloyd George y Georges Clémenceau, respectivamente. Se reflejaban así los protagonismos de la posguerra, en particular la creciente importancia del actor extracontinental, EE.UU., y su lugar privilegiado en las relaciones internacionales. Japón e Italia también estuvieron inicialmente en este círculo, pero fueron ausentán- dose de las negociaciones (Thomson, 1997). Cabe destacar que la Asamblea no solo incluía a aliados o asociados sino a aquellos países que habían roto relaciones diplomáticas con los Estados enemigos, como fue el caso del Perú, que en 1917 rompió con Alemania, con ocasión del hundimiento del buque peruano Lorton. Los derrotados no fueron invitados por lo que todos los acuerdos, salvo el de Lausana con Turquía en 1923, no fueron realmente negocia- dos sino impuestos a los vencidos. Las negociaciones se dieron en el marco de las tendencias de las potencias europeas, en las que se entremezclaban posiciones que refle- jaban un enfoque realista y las pretensiones de Wilson de establecer un orden pacífico basado en una mirada fundamentalmente idealista que se impondría a principios de siglo XX. El presidente de EE.UU. Woodrow Wilson, expuso en 1918, en el contexto del fin de la guerra, el programa de Catorce Puntos, conside- rado el credo del idealismo. Con ellos presenta lo que consideraba los 1 Como explica Hobsbawm, «En realidad, el Tratado de Versalles solo establecía la paz con Alemania. Diversos parques y castillos de la monarquía situados en las proximida- des de París dieron nombre a los otros tratados: Saint Germain con Austria; Trianon con Hungría; Sèvres con Turquía y Neuilly con Bulgaria» (2011, p. 39). 201 Consecuencias de la Primera Guerra Mundial en el Perú / Josefina del Prado principios que deberían guiar al mundo de posguerra. Los cinco prime- ros puntos constituyen los aspectos fundamentales de su pensamiento: practicar la diplomacia abierta, la libertad de los mares, la  remoción hasta donde fuera posible de las barreras del comercio, la reducción de armamentos y el ajuste imparcial de todas las pretensiones colo- niales basados en la autodeterminación. El  punto 14 postulaba una asociación general de naciones que garantizara la integridad territorial e independencia de todos los países grandes y pequeños (Ortiz, 2000, pp. 97-98). En conjunto, las clausulas territoriales del Tratado de Versalles qui- taban a Alemania una sétima parte de su superficie y una décima parte de su población. Perdía todas sus colonias, la mayor parte de su armada, la casi totalidad de su flota mercante y la propiedad en el extranjero de los ciudadanos alemanes (Ortiz, 2000, pp. 93). También se le imponía la restricción de su soberanía, previendo la desmilitarización de ciertas zonas, se impedía el servicio militar obligatorio y se redujo sus efectivos militares a cien mil. Asimismo, el tratado privaba a Alemania de poseer artillería pesada y su marina quedaba reducida a la defensa de costas. El  canal de Kiel quedó abierto a todos los barcos y las vías fluviales alemanas fueron internacionalizadas. La República Alemana aceptó el tratado pero se negó a declararse responsable del conflicto y a entregar a los culpables de la guerra (Pirenne, 1987). Por su parte, los tratados de Saint-Germain, el firmado con Austria en setiembre de 1919 y el de Trianon, concertado con Hungría en junio de 1920, marcaron la desaparición el Imperio austro-húngaro. Además, los otros convenios elaborados por la misma asamblea amalgamaban Serbia, Croacia y Eslovenia; Polonia fue reconstruida como Estado independiente; Rumanía aumentó su territorio; Grecia creció a costa de Turquía; se creó la nueva República de Checoslovaquia, y se reconoció como independientes a las naciones balcánicas. Siria y Líbano quedaron confinados a Francia y Palestina, Transjordania e Irak a Inglaterra, en calidad de mandatos (Thomson, 1997, pp. 94-95). 202 El Perú y la Primera Guerra Mundial Al margen de su vulnerabilidad por los frágiles equilibrios logrados entre los distintos enfoques, el Tratado de Versalles nació debilitado principalmente por la exclusión de las principales potencias mundiales de ese entonces. Se dio así el caso de que la paz en que concluyó la guerra para poner fin a todas las guerras no incluyó a las dos naciones más fuertes de Europa —Alemania y Rusia— que, unidas, contenían bastante más de la mitad de la población de Europa y, con mucho, el mayor potencial militar. Este hecho por sí solo, bastó para condenar los acuerdos de Versalles (Kissinger, 1995, p. 228). El gran ausente resultó ser EE.UU., cuyo líder, el presidente Wilson, era el gran artífice del acuerdo pero cuyo Congreso no ratificó. Este hecho fue un duro golpe al Tratado de Versalles, particularmente al papel previsto para la Sociedad de Naciones. Como señala Hobsbawm, «en un mundo que ya no era eurocéntrico y eurodeterminado, no podría ser viable ningún tratado que no contará con el apoyo de ese país, que se había convertido en una de las primeras potencias mundiales» (2011, p. 43). Al  Tratado de Versalles se le critica también por ser muy severo cuando no debió serlo e indulgente en aspectos en los que no era con- veniente (Thomson, 1997, p. 91). Las medidas impuestas no habrían sido eficaces para detener la potencia militar alemana y habrían, fun- damentalmente, logrado creciente insatisfacción y resentimiento que hubiesen alimentado los acontecimientos que llevaron a la Segunda Guerra Mundial. En su implementación, el sistema de Versalles fue apartándose de su pretensión original cuando ante la no ratificación del tratado por parte de EE.UU., Estados vencedores como Gran Bretaña y Francia se alejaron del internacionalismo wilsoniano y quisieron volver a la dinámica del equilibrio de poder del concierto europeo, incorporando incluso a Alemania y a la URSS. 203 Consecuencias de la Primera Guerra Mundial en el Perú / Josefina del Prado Y si de consecuencias de la Primera Guerra Mundial hablamos, es claro que se tiene que considerar a la Segunda Guerra Mundial como una directa, en la medida en que una de las principales razones de su estallido se conecta con el fracaso del Tratado de Versalles. Como resume Kissinger (1995, p. 154), el resultado de la Primera Guerra Mundial fueron trastornos sociales, conflictos ideológicos y otra guerra mundial. 4. Actores Una de las más visibles consecuencias de la Primera Guerra Mundial fue el surgimiento o decaimiento de actores de relevancia en la arena internacional. En  este sentido, cabe destacar el declive de Gran Bretaña, el fin del Imperio austro-húngaro, del cual surgieron Austria, Hungría y Checoslovaquia, una parte de Yugoslavia y otra de Rumanía; el fin del Imperio alemán y el nacimiento de la República de Weimar; la recon- figuración del Imperio otomano y el surgimiento de EE.UU. como potencia mundial. Asimismo, en este contexto, destaca la aparición de actores interna- cionales intergubernamentales como la Sociedad de Naciones y anexos como la Corte Permanente de Justicia Internacional de La Haya y la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Un punto de inflexión de la guerra se produjo en 1917, cuando ocu- rrieron dos hechos de gran relevancia: la Revolución Rusa y el ingreso de EE.UU. a este escenario. Como hemos señalado, Rusia participaba del conflicto del lado de Inglaterra y Francia, sin embargo, la Primera Guerra Mundial potenció las debilidades del Imperio ruso que venía resistiendo crisis significati- vas desde inicio de siglo XX luego del conflicto con Japón. En 1917 se da la Revolución de Octubre en la que los bolcheviques toman el poder con Vladimir Lenin a la cabeza, quien decide retirarse de la Gran Guerra y firma un armisticio con Alemania, lo cual asesta 204 El Perú y la Primera Guerra Mundial un golpe importante a los aliados occidentales. Lenin había planteado el fin de la guerra sin anexiones ni reparaciones, luego de condenar la diplomacia secreta de las grandes potencias y de revelar las intenciones de los aliados de repartirse los territorios de las potencias centrales al final de la guerra (Alcalde, 2014, p. 27). Como destaca María Dolores Béjar, al concluir la Gran Guerra, «el mundo ya no era capitalista. La  crisis del imperio zarista había posibilitado que los bolcheviques tomaran el gobierno de Rusia y se embarcaran en la construcción del socialismo» (2011, p. 95). La URSS manifestó su intención de exportar su revolución y había el temor de las potencias occidentales al respecto, pero si bien la movilización social y política fue intensa en Europa hasta 1921 y la última acción se produjo en Alemania —la fracasada insurrección de los comunistas en 1923—, no hubo una revolución que siguiera los pasos del Octubre Rojo. La crisis de la sociedad burguesa, en lugar de fortalecer a la izquierda, gestó un terreno propicio para el surgimiento del fascismo (Béjar, 2011, p. 93). En diciembre de 1922, Rusia, Ucrania, Bielorrusia y Transcaucasia (formada a su vez por Georgia, Armenia y Azerbaiyán) constituyen la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, que ejercerá un papel prota- gónico en los años sucesivos en términos de relaciones internacionales, particularmente en la denominada Guerra Fría. 5. El papel de Estados Unidos de América Con el ingreso de EE.UU. a la guerra, la Entente se vio fortalecida en un momento en que se daba la crisis rusa, y recibió importantes refuer- zos financieros, lo cual fue determinante en la evolución del conflicto, junto con el papel de la potencia americana en el siglo XX. Al finalizar la Primera Guerra Mundial, EE.UU. es el actor que aparece más favorecido al ingresar a las grandes ligas de la arena 205 Consecuencias de la Primera Guerra Mundial en el Perú / Josefina del Prado internacional en una posición privilegiada que se va consolidando a lo largo del siglo XX, hasta llegar a su clímax luego de la Segunda Guerra Mundial. A  principios del siglo  XX, EE.UU. ya era el primer productor mundial de petróleo; sus minas de carbón generaban 455 millones de toneladas, con lo cual superaba a Inglaterra (292) y a Alemania (277); su  producción de hierro colado superaba a la de Alemania, Gran Bretaña y Francia juntas; la de acero era equivalente a la del con- junto de estos tres países y Rusia; y el consumo de energía de fuentes modernas excedía también con creces al de todos ellos juntos. Era la primera potencia industrial, con un 38 % de toda la producción del mundo, mientras que sus 377 dólares de la renta per cápita sobrepa- saban con mucho los 244 de Gran Bretaña, los 184 de Alemania y los 153 de Francia, que le seguían en el ranking (De la Torre Gómez, 2001, p. 157). En términos militares, su marina de guerra era la tercera del mundo, tras la británica y la alemana, pero sus fuerzas militares eran mínimas y los gastos de defensa representaban menos del 1 % del producto inte- rior bruto (De la Torre Gómez, 2001, p. 159). Sin  embargo, esto fue subsanado el mismo año de inicio de la Gran Guerra cuando aumentó el número de sus soldados de 98 000 a 140 000; se introdujo el servicio militar obligatorio y cuatro millones de soldados fueron reclutados (Santon & Mc Kay, 2006, p. 227). EE.UU. gozaba de un mercado interno importante capaz de produ- cir y consumir sus bienes, pero su exponencial crecimiento presionaba por un crecimiento del mercado externo. Entre las razones objetivas que permitieron que el Congreso apro- bara al ingreso de EE.UU. a la guerra y se pusiera fin al aislacionismo prevaleciente en su política exterior se mencionan, principalmente, el hundimiento del Lusitania y el trascendido de que Alemania había ofrecido a México apoyo financiero en caso de que entrara en guerra para apoyarlo y recuperar sus territorios perdidos en 1848. 206 El Perú y la Primera Guerra Mundial Esta  explicación, sin embargo, debe ser complementada con lo seña- lado por el exsecretario de Estado de EE.UU., Henry Kissinger, quien afirma, «dos factores proyectaron a los Estados Unidos a los asuntos mundiales; su poder, en rápida expansión, y el gradual desplome del sistema internacional centrado en Europa» (1995, p. 23). El  ingreso de EE.UU. no solo cambiaría la correlación de fuerzas sino que alejaría a este país del paradigma seguido por Europa al trazar sus propios objetivos políticos en la guerra. Nos recuerda Kissinger que: Wilson no justificó la entrada del país en la guerra por motivo de agravios específicos. El  interés nacional quedaba al margen; la violación de Bélgica y el equilibrio del poder no tenían nada que ver en ello. Antes bien, la guerra tenía un fundamento moral, cuyo objetivo básico era un orden internacional nuevo y más justo (1995, p. 43). El  cambio sería sustantivo ya que, «Wilson extendió su ámbito moral a todo el mundo. No solo Alemania, sino todas las demás nacio- nes habían de quedar seguras para la democracia; la paz requería “una asociación de naciones democráticas”» (1995, p. 44). EE.UU. marcaba así distancia con el concepto de equilibrio de poder y la práctica de la Realpolitik ejercida por las potencias europeas. Según el pensamiento norteamericano, no era la autodeterminación la que causaba la guerra, sino precisamente la falta de ella; no era la carencia de un equilibrio del poder la que provocaba inestabilidad, sino la busca de dicho equilibrio (1995, pp. 217-218). 6. ¿Qué nos dejó la Gran Guerra? Si repasamos las consecuencias de la Gran Guerra que sobreviven hasta nuestros días y que han tenido un impacto determinante en las rela- ciones internacionales, no podemos dejar de abordar al menos tres: la seguridad colectiva, la democracia y la autodeterminación, conceptos 207 Consecuencias de la Primera Guerra Mundial en el Perú / Josefina del Prado basados en juicios morales, plasmados por Wilson y su visión idealista, impulsados por EE.UU. y que han influido en la dinámica de la polí- tica internacional desde el fin de Primera Guerra Mundial de forma creciente y que, sin duda, han tenido repercusión en la vida política de nuestro país. 6.1 La seguridad colectiva Como hemos mencionado, uno de los grandes aportes del pensamiento surgido en el contexto de la Primera Guerra Mundial fue el de la arti- culación de un nuevo orden mundial basado en la seguridad colectiva. La seguridad colectiva propuesta por Wilson presuponía que todas las naciones se unirían contra la agresión, la injusticia y el egoísmo extremo. Se trataba de respaldar la paz mundial en el principio de segu- ridad colectiva, la seguridad del mundo no exigirá la defensa del interés nacional, sino la paz como concepto jurídico. Determinar si en realidad se había cometido una violación de la paz requería de una institu- ción internacional, que Wilson definió como Sociedad de Naciones (Kissinger, 1995, p. 219). La constitución de la Sociedad de Naciones fue parte de los tratados de paz del fin de la Primera Guerra y se construye sobre el concepto de seguridad colectiva. La Sociedad de Naciones «al principio resolvió alguna controversia de escasa importancia que no constituía un grave peligro para la paz del mundo […]. Pero la negativa de los Estados Unidos a integrarse en la Sociedad de Naciones vació de contenido real a dicha institución» (Kissinger, 1995, p. 42). El concepto de seguridad colectiva no nace con Wilson pero sí logra un alcance sin precedentes con su propuesta de Sociedad de Naciones como organismo de carácter universal. El mecanismo fracasó pero 208 El Perú y la Primera Guerra Mundial no el concepto que sigue vigente hasta nuestros días y tiene como su mayor representante a la Organización de Naciones Unidas que se ins- taura sobre sus bases, debidamente ajustadas, para evitar los errores cometidos. 6.2 Autodeterminación y democracia La  fuerza que tomarán los nacionalismos, con la autodeterminación como uno de sus reflejos, es considerada también una consecuencia importante de la Primera Guerra Mundial. Los acuerdos del fin de la Gran Guerra desplazaron la ideología conservadora del siglo XIX, «la ideología del imperialismo comenzó a verse amenazada por el prin- cipio de libre determinación, aunque este se vio distorsionado en el Sistema de Mandatos» (Alcalde, 2014, p. 31). El  principio de autodeterminación de los pueblos, que debía ser consagrado y garantizado por la Sociedad de Naciones, era una de las nociones prioritarias sobre la que debía organizarse la nueva vida internacional. Del aquel se derivarían el impulso a la descoloniza- ción y la reconstrucción del mapa europeo atendiendo al problema de las nacionalidades. Al final de la guerra este tema se refleja en el caso de las minorías en Europa central y oriental y en la península balcánica, junto a otras prioridades como la independencia de Bélgica (Neila Hernández, 2001, p. 207). Otra consecuencia de la posguerra fue la percepción del avance de la democracia ya que fueron las democracias occidentales las que salieron victoriosas en este conflicto. La promoción de la democracia impul- sada en la propuesta de Wilson repercute en la adopción por muchos de los nuevos Estados de esta forma de gobierno, con constituciones altamente democráticas como fue el caso de la República de Weimar. Esta posición se respalda en el pensamiento idealista que presupone una armonía de intereses entre los actores y que si bien la paz no es una condición natural, ella se puede construir en este caso a través 209 Consecuencias de la Primera Guerra Mundial en el Perú / Josefina del Prado del  establecimiento de una organización internacional que regule las relaciones internacionales. El fracaso de la Sociedad de Naciones en los años treinta, acompa- ñado de las olas democráticas que se dieron en el periodo entre guerras, con el avance del fascismo, nazismo y comunismo, hizo que esta posi- ción se debilite y vuelvan a tener vigencia las visiones basadas en intereses en términos de poder. Como señala Samuel Huntington, «el desarrollo político dominante en los años de la posguerra se fue alejando de la democracia, y en el retorno de formas tradicionales de gobierno autori- tario o la introducción de nuevas formas de totalitarismo, basadas en las más brutales e incisivas» (1995, p. 29). Recordemos que en el periodo entre guerras algunos nuevos actores surgidos del fin del antiguo régi- men instalan sistemas comunistas, nazistas o fascistas. Pese a los embates de este periodo, la democracia siguió presente y el fin de la Segunda Guerra Mundial le permitió recuperar su fuerza y dar lugar a la que se denomina la segunda ola democrática que, si bien encuentra obstáculos en los años sesenta, recupera su impulso en la década siguiente. Desde entonces el mundo vive la tercera ola demo- crática cuyo alcance no tiene precedentes. La  idea de que la paz puede lograrse promoviendo las institu- ciones democráticas, que entre democracias hay paz, continúa en el pensamiento norteamericano hasta hoy día y en el de muchos actores internacionales contemporáneos en la medida en que el pensamiento liberal ha logrado difundirse globalmente y la tendencia a la democrati- zación sigue siendo, de manera generalizada, el norte a seguir. La promoción de la democracia impulsada al fin de la guerra en el marco de los tratados de París, impulsó también, principalmente en el mundo anglosajón, la creación de centros de estudios y de investi- gaciones sobre temas de relaciones internacionales y la formalización de esta disciplina. Es en el marco de la visión idealista —que primó a comienzos del siglo XX— que se plantea en 1919, en Aberystwyth, 210 El Perú y la Primera Guerra Mundial Gales, Inglaterra, la primera cátedra que, en honor de quien la inspiró, fue llamada Woodrow Wilson. No cabe duda de que el paradigma idealista sigue siendo objeto de estudio e importante herramienta para el análisis de las relaciones inter- nacionales en tiempos en que los temas, mal llamados de baja política y el papel de los actores no estatales, cobran especial relevancia. 7. Impacto económico Siguiendo con las consecuencias de la Primera Guerra Mundial no hay que olvidar uno de las más visibles e importantes en términos del orden internacional, esto es, su impacto económico, el cual estuvo directa- mente vinculado al cambio de correlación de fuerzas en el escenario de la posguerra. Hasta antes de la guerra, era evidente el predomino británico en este ámbito. Sin embargo, durante aquella y sobre todo con su fin, el poder económico de este imperio se vio menoscabado, al igual que el de otras potencias europeas, y empiezan a ascender importantes actores cuyo papel sale reforzado luego de la Gran Guerra, como en los casos de Estados Unidos y Japón. Queda claro que el más favorecido por esta guerra, en el aspecto económico, fue EE.UU., que se convirtió en el principal acreedor y en el motor fundamental de la reconstrucción europea y la reactivación del comercio mundial (Béjar, 2011, p. 97). Los primeros años de la posguerra estuvieron marcados por fuer- tes fluctuaciones económicas y episodios de conflictividad social. En la segunda mitad de la década la economía se mostró estable y la recu- peración, a partir de 1924, fue tan evidente que se acuñaron nombres específicos para designar este periodo: los dorados veinte en Alemania, los años felices en EE.UU y los años locos en Francia (Béjar, 2011, p. 98). En cambio, en sociedades más basadas en economía rural, la movi- lización política proliferó en la posguerra, debido a la caída en los 211 Consecuencias de la Primera Guerra Mundial en el Perú / Josefina del Prado precios de los alimentos y materias primas. Esto produjo el fortaleci- miento de partidos fascistas en Italia y Alemania y socialdemócratas en Escandinavia. A mediados de la década de 1920, el progreso material no era parejo. En países como EE.UU. o Japón la producción y el bienestar aumen- taban debido a que desplazaron a los proveedores europeos al terminar la guerra, pues ocuparon las rutas marítimas otrora de Gran Bretaña, mientras que las principales potencias europeas se veían afectadas por movilizaciones y el desempleo producidos por la situación económica de la posguerra. Y es que luego de la Gran Guerra se habían establecido relaciones comerciales en las que ya no participaba Europa. EE.UU. comerciaba directamente con Sudamérica y con el Lejano Oriente. Japón comer- ciaba directamente con Sudamérica, Australasia y la India. Europa no había dejado de ser uno de los centros industriales más grandes el mundo pero ya no era el foco de la producción industrial y nunca más recuperaría el lugar que dejó (Thomson, 1997, p. 103). A finales de los años veinte, estalla el crack que encuentra sus antece- dentes en los cambios del orden en los años de posguerra: [...] el declive de Gran Bretaña, acompañado por el quiebre del patrón oro y por la creciente fragilidad de los lazos forjados por Londres entre las diferentes economías nacionales [...] y el ascenso económico de los Estados Unidos, asociado a nuevos factores que no se adecuaban al funcionamiento del orden global (Béjar, 2011, p. 96). De este modo, la situación económica de posguerra conlleva a la Gran Depresión y a un cambio significativo en el orden internacional económico, principalmente respecto al predominio de las potencias europeas, que deja lugar a actores extracontinentales que se posicionan y consolidan a lo largo del siglo XX, hasta nuestros días, como es el caso de los Estados Unidos. 212 El Perú y la Primera Guerra Mundial 8. La Gran Guerra y el Perú Las consecuencias de la Gran Guerra —su impacto en el orden inter- nacional, las tendencias generales a las que nos hemos referido de la posguerra en las relaciones internacionales— alcanzan al Perú, que recibe la influencia de las potencias e ideologías imperantes en dicho contexto: el impulso del internacionalismo wilsoniano, la opinión pública, los movimientos sociales. El Perú fue miembro fundador de la Sociedad de Naciones, e incluso el caso de Leticia2 fue ventilado en este foro en la década de 1930. Sin embargo, las consecuencias inmediatas y más visibles las encontramos en el ámbito económico. Las influencias del liberalismo y de la segunda revolución industrial se sentían en el Perú ya al iniciarse el siglo XX, cuando la oligarquía peruana planteó la necesidad de articular la economía nacional con el mercado mundial a través de la explotación de los recursos natura- les, mediante el estímulo de la inversión extranjera en sectores donde el capital nacional estaba imposibilitado de hacerlo (Valdizán, Armas, Palacios & Seiner, 2013, p. 159). En  el primer cuarto del siglo  XX, la pugna entre los capitalistas ingleses y los norteamericanos por la búsqueda de mercados más allá de sus fronteras que se daba en el ámbito internacional se reproduce en el Perú, principalmente en términos de colocación de sus capitales, en cuanto a la inversión o el crédito. Como reflejo del declive del imperio europeo, la Primera Guerra Mundial significó en nuestro país el retroceso del capital británico debido a la necesidad de atender sus intereses en Europa, con lo cual el capital norteamericano quedó sin rivales para invertir en los sectores de 2 En  1932, es invadido el poblado de Leticia que había sido cedido en virtud del Tratado Salomón Lozano (1922) a Colombia por el Perú, lo que generó un incidente diplomático y militar entre ambos países. El 2 de enero de 1933 Colombia presentó un recurso ante la Sociedad de Naciones que recomendó el retiro de las fuerzas del Trapecio de Leticia y que se iniciaran las negociaciones entre los dos países. 213 Consecuencias de la Primera Guerra Mundial en el Perú / Josefina del Prado mayor rendimiento: minería, petróleo, azúcar, además de los ferrocarri- les (Valdizán, Armas, Palacios & Seiner, 2013, p. 160). En este periodo, las exportaciones aumentaron exponencialmente. Como señalan Burga y Flores Galindo (1987, p. 126), fue la época de mayor prosperidad de la denominada República Aristocrática y si bien las exportaciones significaban enormes riquezas, este fenómeno estuvo acompañado también de una corriente de importaciones que debilitaron el desarrollo de una industria. Paralelamente, se produjo una creciente inflación de los precios de los alimentos que impulsó las demandas de artesanos y obreros por un aumento de salarios. En este contexto, el proletariado crece; en 1918 se producen huelgas, protestas, desordenes en Lima. La presión popular hace que se legalice la jornada de las ocho horas. Sin duda, una reivindicación con correlato en la realidad local pero también heredera de los movimientos en el Viejo Continente. La Primera Guerra Mundial fue el preludio del fin de la República Aristocrática en el Perú, en la que se distinguen dos fases muy marcadas y con efectos diversos en los distintos sectores de la economía nacional: el inicio de la guerra (1914-1915) produjo el cierre de los mercados internacionales, la interrupción de préstamos y créditos bancarios extranjeros, el aumento de los precios de los productos importados y la baja significativa en los ingresos arancelarios del Estado, que creó gra- ves dificultades para el pago de los haberes de los empleados públicos; y una segunda fase a mediados de 1916, durante el segundo periodo presidencial de José Pardo (1915-1919), que se caracterizó por el alza de los productos de exportación, la racionalización de los gastos guber- namentales, el aumento de los presupuestos en proporción a los gastos indispensables y la reanudación del pago de las acreencias, que permi- tieron una rápida recuperación económica (Valdizán, Armas, Palacios & Seiner, 2013, p. 172 )3. 3 En 1918 el volumen de las exportaciones fue seis veces más alto respecto al de 1900, y el valor de los cuatro productos de exportación más importantes (azúcar, algodón, petróleo y cobre) aumentó en promedio 386%. 214 El Perú y la Primera Guerra Mundial Así como en el transcurso de la Primera Guerra Mundial el Perú se favoreció por el valor de las exportaciones, el fin de este conflicto dejó serias consecuencias económicas y sociales al país, entre ellas, los problemas de la subsistencia y la carestía de vida. El Estado empezó a esbozar las nuevas funciones económicas de mediador e intermedia- rio entre el productor y el consumidor, pero esto no logró impedir la aparición de monopolios inescrupulosos que acrecentaron la agi- tación social con movilizaciones, paros y huelgas (Valdizán, Armas, Palacios & Seiner, 2013, p. 173). El impacto económico de la posguerra ocurre en el Perú durante el gobierno de Augusto B. Leguía, quien puso fin al gobierno civilista de José Pardo. En este periodo fue evidente la nueva correlación de fuerzas en el escenario internacional con el posicionamiento de los capitales norteamericanos en el Perú. Recuerda Silva Santisteban: […] como los ingresos fiscales no eran suficientes, la prodigalidad con la que aseguraba la tranquilidad y estabilidad políticas fue sufragada en parte con una serie de empréstitos que se colocó entre los banqueros norteamericanos. Los requerimientos de Leguía coincidieron con el interés de la banca y de los capitalistas nortea- mericanos por colocar sus capitales en el extranjero para así resolver los problemas que se les presentaban por la acumulación interna (1982, p. 113). Es en este contexto que Leguía se aleja del civilismo y promete un gobierno con un corte más popular. Gran parte de la Patria Nueva —como se denominó su gobierno— fue financiada por préstamos aus- piciados por la banca norteamericana. Es así que de 1923 a 1930 se da un periodo de hegemonía norteamericana y abierto apoyo de la bur- guesía industrial (Silva Santisteban, 1982, p. 129). 215 Consecuencias de la Primera Guerra Mundial en el Perú / Josefina del Prado Los préstamos contraídos durante este periodo produjeron que la deuda externa se duplicara en el marco de múltiples empréstitos y denuncias de corrupción. La magnitud de los préstamos fue tal que determinó que el Senado de Estados Unidos ordenara, en 1931, una investigación sobre los empréstitos colocados al Perú por los banqueros norteamericanos, en la cual se rebeló que Juan Leguía, hijo del presidente, había recibido la suma de 450 000 dólares de J. y W. Seligman y Co. y de la National City Co. (holding del National City Bank) por sus servicios en relación con un préstamo de cincuenta millones de dólares que esas casas acor- daron al Perú (Silva Santisteban, 1982, p. 114). Los ecos de los tiempos de la Primera Guerra y sus consecuencias llegan también al Perú en el campo de las ideologías y el movimiento intelectual y social. El  pensamiento marxista se difundía amplia- mente a partir de la Revolución Rusa y atraía a obreros e intelectuales. Aparecen figuras emblemáticas como Víctor Raúl Haya de la Torre y José Carlos Mariátegui «quienes establecieron en el Perú las bases para un pensamiento y una acción antiimperialista y antioligárquica dirigidos hacia la participación de las grandes mayorías y de las capas medias urbanas en la política nacional» (Silva Santisteban, 1982, p. 114). Cabe recordar que Haya de la Torre fundó en México, en 1924, un movimiento o frente llamado Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), con un programa que inicialmente parecía acer- carse a la Internacional Comunista. Sin embargo, pocos años después se marcaría la distancia entre apristas y socialistas en el Perú (Burga & Flores Galindo, 1987, p. 176). Un ejemplo más de la repercusión de la dinámica de posguerra en nuestro país. En conclusión, la Primera Guerra Mundial es un parteaguas en el orden internacional que marcó el inicio del siglo XX, pues determinó el fin de imperios, así como el surgimiento de ideologías, tendencias 216 El Perú y la Primera Guerra Mundial económicas y actores protagónicos que hasta hoy juegan un papel fun- damental en las relaciones internacionales. Su contribución se puede medir en términos institucionales, con la creación de la Sociedad de Naciones, la promoción de la democracia, la reivindicación de la libre determinación de los pueblos y el impulso al libre mercado. Trajo consigo la gestación de un nuevo orden, el fin del antiguo régimen eurocéntrico y el inicio de otro, hasta hoy vigente, en el cual EE.UU. ocupa un lugar protagónico en lo militar, político y económico. Las repercusiones de la guerra se sintieron en el Perú, principalmente por la fuerte presencia de los capitales europeos y norteamericanos en la economía nacional. Sus efectos también se hicieron sentir en lo polí- tico, tanto con la difusión de las principales tendencias ideológicas y su presencia en esta parte del mundo a través de actores domésticos, como movimientos o líderes y partidos políticos. Asimismo, en lo social, el impacto de la realidad política económica de la posguerra reprodujo reivindicaciones sociales que se dieron en el Viejo Continente en dicho contexto. El alcance global, sin precedentes, de la Primera Guerra Mundial se evidenció en sus consecuencias pues lejos de circunscribirse a Europa, salió de sus fronteras, y no solo en términos de sus principales protago- nistas, sino que llegó a países como el Perú, que recibieron influencias positivas y negativas. Su  herencia, definitivamente, contribuyó a un importante cambio en el orden internacional; y sus secuelas, en diver- sos ámbitos, siguen marcando el paso de nuestros días. 217 Consecuencias de la Primera Guerra Mundial en el Perú / Josefina del Prado Bibliografía Alcalde, Javier (2014). Después de la Guerra Fría. Introducción a la dinámica del orden internacional (1815-2013). Lima: Escuela de Gobierno y Políticas Públicas de la PUCP. Béjar, María Dolores (2011). Historia del siglo  XX. Europa, América, Asia, África y Oceanía. Buenos Aires: Siglo XXI. Burga, Manuel & Alberto Flores Galindo (1987). Apogeo y crisis de la Repú- blica Aristocrática. Lima: Ediciones Rikchay. De la Torre Gómez, Hipólito (2001). La rivalidad de los imperialismos euro- peos. La  emergencia de las nuevas potencias coloniales: Estados Unidos y Japón, 1895-1914. En Juan Carlos Pereira, Historia de las relaciones internacionales contemporáneas. Buenos Aires: Ariel. Gilbert, Martin (1966). Las potencias europeas 1900-1945. Barcelona: Grijalbo. Hobsbawm, Eric (2011). Historia del siglo XX. Barcelona: Crítica. Huntington, Samuel (1995). La Tercera Ola. La democratización a finales del siglo XX. Buenos Aires: Paidos. Kissinger, Henry (1995). La  diplomacia. México DF: Fondo de Cultura Económica. Neila Hernández, José Luis (2001). La articulación del Sistema Internacional de Versalles. La Sociedad de Naciones, 1919-1923. En Juan Carlos Pereira, Historia de las relaciones internacionales contemporáneas. Buenos Aires: Ariel. Ortiz, Eduardo (2000). El estudio de las relaciones internacionales. Santiago de Chile: Fondo de Cultura Económica. Payne, Stanley (2011). La Europa revolucionaria. Las guerras civiles que mar- caron el siglo XX. Madrid: Planeta. Pirenne, Jacques (1987). Historia universal. Las grandes corrientes de la historia. Vol. X: La Primera Guerra Mundial. Barcelona: Océano. Santon, Kate & Liz Mc Kay (2006). Atlas de Historia del Mundo, la I Guerra Mundial. Barcelona: Parragón Books. 218 El Perú y la Primera Guerra Mundial Silva Santisteban, Fernando (1982). Historia del Perú: Perú Republicano. Tomo III. Lima: Ediciones Búho. Thomson, David (1997). Historia mundial de 1914 a 1968. México DF: Breviarios, Fondo de Cultura Económica. Valdizán José, Fernando Armas, Raúl Palacios & Lizardo Seiner (2013). El Perú Republicano: 1821-2011. Lima: Fondo Editorial de la Universidad de Lima.