Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú Nº 2013-12879 Ley 26905 - Biblioteca Nacional del Perú ISBN: 978-9972-623-82-0 Derechos de la primera edición, octubre de 2013 © InstitutoFrancésdeEstudiosAndinos, UMIFRE 17, CNRS/MAE- USR3337 AMÉRICA LATINA Av. Arequipa 4595, Lima 18 - Perú Teléf.: (51 1) 447 60 70 Fax: (51 1) 445 76 50 E-mail: postmaster@ifea.org. pe Pág. web: http: //www.ifeanet.org Este volumen corresponde al tomo 33 de la colección Actes & Mémoires de l'Institut Frans:ais d'Études Andines (ISSN 1816-1278) © Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú Av. Universitaria 1801, Lima 32 - Perú Telf.: (51 1) 626 26 50 E-mail: feditor@pucp.edu.pe Pág. web: http: //www.pucp.edu. pe@publicaciones Imprenta Tarea Asociación Gráfica Educativa Pasaje María Auxiliadora 156 - Breña Foto de la carátula: Diseño de Erick Ragas a partir del retrato de Abascal, pintado en 1807 por Pedro Díaz, es un óleo sobre lienzo. Forma parte de la colección de retratos de personajes célebres del Museo de Arte de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Cuidado de la edición: Vanessa Porree de León Abascal, Cádiz y el realismo popular en Popayán Marcela Echeverri Desde 1809 Popayán, la extensa y poderosa provincia al suroccidente de la Nueva Granada, se constituyó en un famoso centro de resistencia realista: allí, los indios de Pasto, los esclavos de las minas de oro en el Pacífico y los negros libres del Patía en varios momentos sirvieron de apoyo fundamental a los oficiales militares de la corona que estaban defendiendo el territorio de la insurgencia que se conformó en la Nueva Granada en busca de la independencia. Ese bastión realista todavía permanecía fiel a la monarquía en julio de 1823, cuando Simón Bolívar se preparaba para salir de Quito con su ejército para conquistar el Perú. Bolívar sabía que una de las fronteras políticas más peligrosas para su proyecto republicano estaba en la provincia de Popayán, alrededor de la ciudad de Pasto, y el 21 de julio de 1823 Bolívar escribió a su vicepresidente Santander: «Pasto es la puerta del sur, y si no la tenemos expedita, estamos siempre cortados, por consiguiente es de necesidad que no haya un solo enemigo nuestro en esa garganta .. . Lo peor de todo, es que [ ... ] tenemos un cuerpo de más de 3,000 almas contra nosotros, pero un alma de acero 1 449 450 1 Marce/a Echeverri que no plega por nada. Desde la conquista acá, ningún pueblo se ha mostrado más tenaz que ese ... Ya está visto que no se pueden ganar, y por lo mismo es preciso destruirlos hasta en sus elementos»1. Esta actitud de intolerancia con la que Bolívar iba a enfrentar militarmente a los realistas al sur de Popayán también se reflejó en la manera como los historiadores nacionalistas representaron a este variado e importante grupo de realistas. Hasta hace muy poco la historia de Colombia mantuvo una imagen de los realistas basada en el legado de la historiografía nacional fundada por José Manuel Restrepo. Restrepo era ministro del interior de Bolívar y por lo tanto estaba en una posición doblemente privilegiada: tenía acceso a una amplia cantidad y variedad de documentos y, además, escribió con la doble autoridad de testigo de los hechos y de vocero de la nación colombiana. En La Historia de la Revolución de Colombia, el libro más importante que publicó, Restrepo escribió: «Habituados los pastusos al robo, ignorantes, en extremo fanáticos ... el último que exista nos hará la guerra con el ahínco con que la principiaron en 1809» (Restrepo, 1958 [1827]: 376). Los realistas en el sudoeste, especialmente los indios y los esclavos, aparecen en esta narrativa fundacional como una especie de «aberración» o error histórico y se les tacha de ignorantes, por su supuesta incapacidad de acogerse a las promesas futuras de la nueva república (Garrido, 1993). Esta imagen se ha complejizado, especialmente en la última década, en investigaciones como la de Jairo Gutiérrez sobre el realismo de los indios en Pasto, y también en los aportes de Jaime Rodríguez al estudio de la institucionalización de Cádiz en Quito, que contienen novedosa información sobre el dinamismo del realismo indígena en relación con el liberalismo hispánico (Gutiérrez, 2007; Rodríguez, 2006). Pero la fuerza que tiene el tema revolucionario en los estudios recientes sobre las independencias latinoamericanas ha hecho que la mayoría de trabajos establezcan una línea recta entre el periodo colonial y la república, intentando resaltar los fundamentos de la modernidad política hispánica, dando poco espacio al estudio específico del realismo2. En ese sentido, la incorporación del fenómeno • 1 «Bolívar a Santander» (Quito, 21 de julio de 1823) en Cartas Santander-Bolívar, 1823-1825 (1988: 97). 2 Un ejemplo sobre este tema es Thibaud (2003) . Abascal, Cádiz y el realismo popular en Popayán gaditano puede resultar en la reinstauración de una teleología de la llegada del liberalismo a América Latina. Por otra parte, la importancia estratégica que cobraron los realistas al sur de Popayán durante la campaña militar de Bolívar ha generado una trampa historiográfica que consiste en asumir que la explicación del realismo popular en esa región debe buscarse en el proyecto político bolivariano. Es decir, parece haber un consenso alrededor del argumento que dice que el realismo surgió como rechazo del republicanismo3. Pero esa manera imprecisa de interpretar la movilización de los sectores populares a favor de la monarquía desconoce que la historia debe comenzar en 1809. Pocas veces se ha tenido en cuenta los primeros años de la guerra para explicar el realismo en su progresión cronológica. Sin embargo, es posible remarcar en la importancia fundacional del periodo comprendido entre 1809 y 1816 para los años siguientes y, por lo tanto, es necesario conocer las circunstancias del periodo temprano de la guerra de independencia para entender mejor lo que vino después. En este ejercicio se trata de evitar asumir que las condiciones propias al periodo bolivariano son las mismas en los primeros años de la crisis y pasar a escribir la historia del realismo popular en sus propios términos, no solamente como una reacción (Echeverri, 2011). En esos primeros años de la crisis monárquica se observa claramente la vitalidad de las identidades políticas imperiales entre los indios y los esclavizados de la región. Además, es un periodo importante porque fue entonces que se sentaron las bases de una transformación política tanto a nivel regional como imperial. En otros trabajos he puesto en perspectiva el realismo de estos sectores populares en el proceso temporal tardocolonial y de la crisis monárquica. También he explorado las transformaciones jurisdiccionales que tuvieron lugar durante el periodo de las guerras de independencia, que enmarcaron el gobierno de la región sudoccidental de la Nueva Granada en una estructura de gobierno tan improvisada como novedosa (Echeverri, 2006; 2009b). Aquí presentaré un análisis de la importante influencia de dos variables centrales en este periodo: (i) la política del virrey Abascal del Perú y (ii) el liberalismo inaugurado y difundido desde Cádiz. Los eventos, las decisiones políticas y • 3 A partir de 1822, la movilización realista se da abiertamente en contra de la llegada de las tropas bolivarianas. Los excesos cometidos durante esa arremetida de Bolívar en Pasto, sobre todo, generan una movilización popular realista que continuó hasta 1824. Sin embargo, ese movimiento 1 451 tiene precedentes importantes en los años anteriores. Véase Bastidas Urresry (1979). 452 1 Marce/a Echeverri las alianzas en Popayán que describiré a continuación cobran especial sentido al ser enmarcadas en ambos procesos políticos más amplios. En la provincia de Popayán, la ciudad andina de Pasto y la zona minera del Pacífico entre los ríos Saija y Yurumanguí se articulaban alrededor de la economía del oro (Colmenares, 1999 [1979]; Cerón & Zarama, 2003) . Ambas regiones resultaron ser importantes focos de realismo entre indios y esclavos desde el comienzo de la crisis de la monarquía y la polarización política que la caracterizó. Un personaje central del realismo en Popayán fue el entonces gobernador de la provincia, Miguel Tacón. Es una figura controversia! porque lideró la represión de la insurgencia que apareció primero en Quito y luego en Cali, entre los años 1809 y 1812. Para lograr contener la rebelión de las elites en aquellas ciudades vecinas, Tacón movilizó a los indios y a los esclavos de la provincia generando una transformación política al crear fuertes vínculos entre el gobierno local (en nombre de la corona) y los sectores populares (Echeverri, 2009b). Mi argumento aquí es que al menos dos factores adicionales se combinaron con la movida veloz que hizo el gobernador para ganarse a los indios y esclavos de la provincia como aliados. A nivel regional el primer factor es que el realismo (tanto de las elites como de los indios y los esclavos) se enmarcó en el poderoso gesto del virrey del Perú, Abascal, de acoger a Popayán en su lucha contra la insurrección de la ciudad de Quito. Segundo, a nivel imperial, la Constitución de Cádiz también fue un elemento central en el proceso de renovación del realismo en Popayán, así como lo fue en Perú y en Quito. Por lo tanto, en este trabajo voy a integrar estos tres temas, Abascal, Cádiz y el realismo popular para reconocer el contexto y contenido histórico de las alianzas realistas en Popayán, en las que los sectores populares tuvieron un papel central. l. Abascal Empiezo enmarcando el proceso político que tuvo lugar en Popayán dentro de la región Pacífica que tiene su centro en Lima, Perú. A partir de 1809, Popayán, liderada por Miguel Tacón, comienza un proceso de acercamiento u orientación jurisdiccional hacia el virreinato del Perú. El principal motivo para este acercamiento fue la urgencia que compartían ambos gobiernos por detener la insurrección en Quito, que había comenzado en agosto de 1809. Aunque Popayán era parte del virr~inato de Nueva Granada, la comunicación entre el gobernador de la provincia y el virrey Amar era lenta y complicada, Abascal, Cádiz y el realismo popular en Popayán lo cual empeoró durante la crisis4. Así mismo, el envío de auxilios desde Santafé era considerablemente más difícil que desde Lima, pues Popayán contaba con varios puntos de entrada marítimos en el Pacífico que se podían acceder desde el Callao. Los más importantes eran Buenaventura, Iscuandé, Tumaco y Micay. Es decir que, durante los conflictos característicos del período 1808-1820, Pasto y Popayán hicieron parte de una geografía alternativa circunscrita a las condiciones de emergencia. Pero el fenómeno de la conexión SUR de Popayán también debe ponerse en perspectiva siguiendo la recomendación de la historiadora colombiana Marta Herrera, quien nos ha recordado que la provincia de Popayán estaba ubicada en una intersección compleja entre las audiencias de Santafé, en el norte, y de Quito, al sur. La íntima relación de Popayán con Quito es la clave para explicar por qué, durante los primeros años de la crisis de la monarquía, el gobernador de Popayán, Miguel Tacón, tuvo facilidad para conectarse con el Perú (Herrera, 2009, cap 1). Cuando los quiteños intentaron establecer juntas autonomistas entre 1809 y 1812 fueron confrontados por una coalición financiada y coordinada por el virrey Abascal, que incluía las fuerzas de las ciudades de Cuenca, Guayaquil y Popayán. Luego, esa alianza entre Tacón y Abascal se fortaleció dada la crisis del gobierno de Santafé a partir de 181 O, cuando el virrey Amar fue expulsado de la capital. Y, finalmente, cuando Toribio Montes llegó a Quito, el sur de la provincia de Popayán que permanecía fiel a la corona se gobernó desde Quito bajo el régimen constitucional. Al comenzar la rebelión de Quito, Tacón tuvo varias preocupaciones, entre las cuales estaba la protección de la riqueza minera que se producía en la región Pacífica. También le interesaba mantener buenas relaciones con los indios y los esclavos de la región, que eran muy numerosos. Popayán era una de las regiones de la Nueva Granada con mayor número de indios y de afrodescendientess. Tacón estaba seguro del interés que tenían los rebeldes en Quito de controlar la zona minera que bordeaba con el territorio quiteño a partir de la provincia de Barbacoas. En relación con esta preocupación, Tacón también consideraba crucial establecer alianzas con los esclavos que • 4 Díaz Venteo (1948: 86); «Oficio del gobernador, don Miguel Tacón, al virrey del Perú» en Documentos importantes ... (1969 [1 861]: 24-26, 32-34). s Las cifras oficiales del censo de 1781 hablan de un 24 % de población indígena y un 17 % de 1 esclavos en Popayán (Herrera, 2009, cap. 2; McFarlane, 1997, cap. 2; «Censo del Gobierno de 453 Popayán» (Tovar, 1994: 319-335). 454 1 Marce/a Echeverri laboraban en las minas. El gobernador suponía que si no se apresuraba e intentaba ganarse a los esclavizados para su bando era muy probable que ellos se terminaran rebelando de la misma manera que lo habían hecho los quiteños, o que sencillamente se les unieran a cambio de promesas6. Lo más interesante de este episodio es que Tacón justamente utilizó ese argumento sobre el peligro latente que representaban los esclavos para solicitar el apoyo militar de los virreyes Amar y Abascal. En sus misivas el gobernador también se refirió al peligro que representaba una insurrección de indios, lo cual era igualmente posible en la zona andina de la provincia donde habitaban numerosas comunidades indígenas?. El apoyo del virrey Abascal a Tacón es muy significativo, tanto militar como ideológicamente. La flexibilidad con que Abascal expandió sus fuerzas obviamente aumentó el poder de su virreinato y le permitió agregar territorios bajo su jurisdiccións. De igual forma le ofreció la posibilidad de adquirir caudales, como en el caso del oro que Tacón remitió a Perú para salvar la riqueza tras la que estaban las juntas rebeldes de Quito y Cali (Abascal, 1944: 131). Esa poderosa alianza con el virrey del Perú hizo que Tacón valorara especialmente la región Pacífica por ser un área estratégica para recibir municiones y soporte militar. Los esclavos que vivían en la zona también cobraron una importancia militar sin precedentes, porque de ellos dependía que la costa se mantuviera libre de insurgentes. Por la misma razón, era crucial asegurar su lealtad. El bloque realista que se conformó entre las ciudades de Popayán, Pasto y Barbacoas bajo la protección de Abascal, se defendió en distintos momentos de Quito y también de Cali y de Neiva. En ese contexto de pugnas, y a pesar de que la ofensiva insurgente creció al norte de Popayán, el peso ideológico de la monarquía se mantuvo vigente a través de la vitalidad de Lima. Articulados al gobierno del Perú, Popayán, Pasto y Barbacoas encontraron en Abascal una figura de poder que les proporcionó la estabilidad que habían perdido en el virreinato neogranadino. Sin embargo, al recurrir Tacón al Perú también acrecentó la desconfianza de las elites locales insurgentes, quienes resentían la manera como el gobernador • 6 Archivo Histórico Nacional (Madrid), Consejos 21674, Exp. 1, Doc. 5. 7 Abascal (1944: 123); AHN, Consejos 21674, Exp. 1, Doc. 5. 8 Abascal buscaba volver a armar el virreinato con sus fronteras anteriores a las divisiones que establecieron los Borbones durante el siglo XVIII. Véase O'Phelan (2009). Abascal, Cádiz y el realismo popular en Popayán estaba manejando la situación. Tacón se percibió como un déspota que estaba imponiendo su voluntad en la región. Al contrario de la política oficial de la corona y del mismo Abascal, de manejar las insurrecciones con blandura, Tacón fue criticado por su intolerancia y fuerte ofensiva en contra de los insurgentes. También se consideró que el envío del oro hacia el Perú era una infracción a la ley. Pero en mayo de 1811, Tacón había prometido los caudales al virrey Abascal a cambio de un envío de armas desde Perú y luego Guayaquil que el gobernador de Popayán esperaba en Micay. Adicionalmente, las críticas a Tacón se basaron en su decisión peculiar de armar a los indios y los esclavos de la región para aumentar su capacidad militar e intentar controlar a los insurgentes9. La confrontación entre las elites dio lugar a oportunidades políticas sin precedentes para los indios y los esclavizados de Popayán. Y la manera como se definieron las elites regionales marcó las reacciones particulares de ambos grupos y su alineamiento en la confrontación. Por ejemplo, los dueños de minas en los ríos Micay e Iscuandé estaban implicados en la insurgencia que se organizó en Cali pero los esclavizados en las minas decidieron que, por el contrario, ellos estaban a favor de la monarquía10. Esto, por supuesto, inauguró una coyuntura radicalmente nueva en la cual el gobierno de Tacón autorizó la rebelión de los esclavizados en contra de sus amos a cambio de que las comunidades de esclavos se mantuvieran fieles a la corona. Efectivamente, este fue el comienzo de una alianza entre el gobierno y las comunidades de afrodescendientes en el Pacífico neogranadino que duró casi una década, entre 181 O y 1819 (Echevererri, 2011). En la región minera, los esclavizados aprovecharon que sus amos se declararon en una posición de antagonismo frente a la corona y buscaron beneficiarse de su lealtad al rey en el contexto de la guerra. En el litoral Pacífico los afrodescendientes esclavizados estaban dedicados a la minería del oro, una labor que determinó las estructuras sociales que estos conformaron. Los dueños de minas organizaban a la fuerza de trabajo en cuadrillas, grupos que oscilaban entre doce y cien personas. Las cuadrillas se convirtieron en comunidades de afrodescendientes, siempre que se los esclavizados tenían la posibilidad de casarse y establecer familias. Y los capitanes de las cuadrillas, que eran asignados por el esclavista para mantener el orden y • 9 Abascal (1944: 131); Archivo Nacional del Ecuador (Quito), Popayán 341, 17-XI-1813; Archivo General de Indias (Sevilla), Quito 386; «Oficio del gobernador, don Miguel Tacón, al virrey don Benito PéreZ» en Documentos importantes ... (1969 [1861]: 69-71); Díaz Venteo (1948: 118). 1 455 10 AGI, Quito 386. 456 1 Marce/a Echeverri liderar los procesos de producción, también adquirieron un papel fundamental en la organización social y política de las comunidades de afrodescendientes. Estos hombres tenían un acceso privilegiado a la información oficial que circulaba entre las elites, porque muchas veces los amos esperaban que fueran ellos mismos quienes difundieran las noticias entre los miembros de la cuadrilla. Era común que los capitanes estuvieran involucrados en la comunicación de cualquier queja o petición frente a la justicia, en nombre de la comunidad. Es decir que estos tenían un poder de representación además de ser líderes. Por eso cuando Tacón quiso movilizar a los esclavizados en las minas de oro se puso en contacto directamente con los capitanesi i. Los esclavos de las cuadrillas en Yurumanguí declararon que no pensaban seguir sirviendo a sus amos si estos se rebelaban contra el rey. Al hacerlo demostraron que tenían una concepción de la esclavitud no solamente como un sistema de explotación sino que manejaban un sofisticado conocimiento político del contexto imperial y de sus derechos básicos dentro de la monarquía. Tacón aprovechó que los esclavos se habían declarado en rebelión contra sus amos y les convocó para que le proporcionaran el apoyo militar que le hacía falta para combatir la insurgencia en Cali. Recordemos que la reforma militar en Popayán no fue muy exitosa, especialmente si se le compara con otros casos como Guayaquil (Kuethe, 1978). Para mantenerse fuerte en contra de los planes autonomistas de Cali, Tacón movilizó a los esclavos, por una parte dándoles apoyo en su rebelión contra sus amos y, por la otra, prometiéndoles recompensas a cambio de la lealtad. Claramente, los esclavos de la zona minera estaban en una posición beneficiosa pues cuando los dueños de minas decidieron armarse e irse a pelear contra Tacón, éstos se vieron aislados y en posesión de las minas. Pero lo más importante es su capacidad de maniobrar dentro del volátil contexto político imperial y local. Las cuadrillas se pronunciaron públicamente a favor del rey, supieron aprovechar las ofertas del gobernador a cambio de su lealtad, y así lograron permanecer en un estado de libertad casi total durante más de media década. Esta historia no es solo un detalle o una curiosidad que nos deba asombrar por su particularidad. Durante este periodo hay numerosos ejemplos que apuntan a la manera en que los esclavizados aprovecharon la oportunidad de recibir beneficios a cambio de su lealtad y servicio a los poderes imperiales en • 11 Echeverri (2009a: 418); AGI, Quito 386; Biblioteca Luis Angel Arango (Bogotá), Archivo de Emiliano Diaz del Castillo, Caja 8, Carpeta 73: fol. 6. Abascal, Cádiz y el realismo popular en Popayán el contexto Atlántico. Por ejemplo, en la revolución de las colonias británicas los esclavos escaparon de sus amos para unirse a los ejércitos de la corona en Virginia. También durante la revolución francesa en Saint Domingue los esclavos se declararon leales a la república, es decir al imperio, en contra de los esclavistas realistas que estaban en la isla. España tuvo éxito movilizando a los esclavos en Cuba durante la revolución haitiana y a lo largo del continente en la coyuntura de las guerras de independencia12. Así que dejando de lado la visión lineal de la historia de este periodo podemos apreciar que más que una anormalidad o excentricidad de parte de los esclavos que se aliaron con los realistas, lo que sucedió en el Pacífico colombiano durante la década 1809- 1819 en realidad representa un proceso político fundamental dentro de la historia de la región suroccidental de Colombia y también tuvo implicaciones para la manera como se desarrolló el proceso revolucionario. Es cierto que en algunos contextos los ejércitos revolucionarios también buscaron apoyo en las poblaciones de afrodescendientes y movilizaron a los esclavizados (Blanchard, 2007). Pero esto no fue así en el sudoeste de Nueva Granada en los primeros años de la crisis. Mientras los realistas estuvieron dispuestos a negociar con la población esclavizada, los insurgentes en Cali y Popayán querían distanciarse de los esclavos como aliados. No solo porque los consideraban peligrosos sino, sobre todo, porque querían que estos permanecieran en una condición de inferioridad que se denotaba con la esclavitud (Brown, 2004). Incluso repudiaron las medidas de Tacón, a quien consideraron imprudente por incluir a los esclavos como aliados en sus ejércitos. Hasta aquí quiero retomar la idea sobre la importancia ideológica, institucional y geográfica del realismo en este periodo. Reconocer que el realismo no fue un fenómeno geográfico ni social marginal con seguridad transforma la visión republicana de la historiografía que traza de manera lineal un sujeto de la historia de Colombia que permanece inmutable desde la Colonia hasta la República. La escala del gobierno realista en la región del Pacífico sudamericano durante la crisis monárquica, y la flexibilidad con que el virrey Abascal incorporó a Popayán dentro de sus prioridades políticas y militares, revela que los eventos y personajes de la época no estaban orientados hacia la construcción de una república o de la nación, sino que mantenían una importante parte de su identidad política vinculada a la monarquía española. Las razones por las cuales esto sucedió tienen que ver ante todo con las • 12 Dubois (2004, cap. 7), Landers (2010), Pybus (2006). 1 457 458 1 Marcela Echeverri oportunidades que el proceso de cambio ofreció a individuos y grupos en la negociación de sus derechos y deberes. 2. Cádiz La política imperial comenzó a estabilizarse a partir de 1810, después de la decisión de convocar a las cortes con el fin de escribir una constitución política para la monarquía española. El proceso de renovación constitucional impactó en todos los aspectos del gobierno y las relaciones políticas a lo largo y ancho del imperio. No todos los decretos se pusieron en práctica antes ni después de que fuera promulgada la Constitución en 1812; sin embargo, la propuesta de reconstituir y a la vez producir la nación española en el contexto de la invasión napoleónica de la península fue un catalizador de la revitalización de las condiciones del gobierno monárquico en América. En Perú, el gobierno del virrey Abascal acató el liberalismo gaditano con consecuencias que fueron más allá de los deseos del mismo Abascal (Peralta, 2002). En Popayán se juró la Constitución pero no tenemos evidencias de que los cambios propuestos en la carta hayan sido demasiado radicales (Gutiérrez, 2008). Aún así, es innegable que el periodo estuvo fuertemente marcado por la interacción entre los discursos absolutista y constitucional. Las fisuras, contradicciones y puntos de contacto entre estos discursos son evidencia de la relación productiva que existió entre el realismo y el liberalismo. Es decir, realismo y liberalismo no fueron alternativas opuestas sino que, por el contrario, convivieron e incluso cuando entraron en conflicto ofrecieron oportunidades para los sujetos que los llevaron a la práctica política de acuerdo con sus intereses. Un ejemplo de esta compleja relación entre realismo y liberalismo lo encontramos en el proceso político de las comunidades indígenas alrededor de la ciudad de Pasto. En la coyuntura de 1809-181 O, el tributo fue uno de los elementos de contención y negociación más importantes entre las elites y los indios en Pasto. Contrario a lo que se había pensado en la historiografía, que la lealtad de los indios era algo natural dado su limitado entendimiento de las ideas ilustradas que supuestamente subyacen al proceso de independencia, y que éstos tenían una mentalidad colonial y católica tan arraigada que les hacía propensos a buscar la estabilidad del régimen coloniali3, ante los ojos de los oficiales de la corona, en 1809 los indios del sudoeste de Nueva Granada • 13 Estas ideas aparecen tanto en la historiografía decimonónica como en la marxista a partir de mediados del siglo XX. Véase Bonilla & Spalding (1981), Bonilla (2005). Abascal, Cádiz y el realismo popular en Popayán representaban un riesgo para la situación de crisis en la que se encontraba la monarquía y conseguir su apoyo se convirtió en una verdadera prioridad. La manera como Tacón negoció ese apoyo en 1809 fue ofreciéndoles una rebaja en el tributo a cambio de su participación en los ejércitos y su lealtad a la causa del rey. Las comunidades resolvieron proporcionar el apoyo a cambio de la rebaja del tributo. Pero este episodio que aparentemente refleja de manera clara y transparente la afiliación de los indios a la causa del rey, no debe interpretarse como si el realismo fuera simplemente instrumental. Sabemos que dentro de la tradición política de los indígenas en Pasto uno de los principales elementos de contención con las elites locales era el pago del tributo. El tributo tenía un gran valor tanto económico como simbólico y político a la vez. El valor económico estuvo dado desde el principio como mecanismo fiscal de la corona. Políticamente los indios entendían el tributo como una institución que les otorgaba derechos, pues como vasallos del monarca éstos tenían la posibilidad de exigir la protección del rey. Es decir que el tributo no era únicamente el reflejo de la extracción colonial forzosa de recursos que recaía sobre los indios, sino que también representaba una relación cargada políticamente en la cual los deberes fiscales se retribuían con derechos legales (Larson, 1992; Williams, 1994). Las comunidades indígenas de Pasto evolucionaron a partir de tres grupos étnicos prehispanos - Pasto, Quillacinga y Abad- en respuesta al largo esfuerzo de colonización que se inició y dirigió desde Perú, cuando el virrey Toledo (1569-1581) promovió la creación de pueblos de indios en los Andes (Calero, 1997). A diferencia de lo que sucedía con otros grupos indígenas del Amazonas y del Chocó, las comunidades indígenas de Pasto evidenciaban el éxito del proyecto imperial hispano. Se integraron a la monarquía con estructuras de gobierno cacicales que les daba cierto nivel de autonomía pero a la vez garantizaban el cumplimiento de los deberes fiscales con la corona. La recolección del tributo era responsabilidad de los caciques y éstos ocupaban un lugar de intermediarios que fue mutando a través del tiempo, con los cambios en la sociedad local y en la monarquía a lo largo del tiempo (Yannakakis, 2008). En el contexto de la crisis de la monarquía, los indios de Pasto aceptaron permanecer fieles al monarca en respuesta a la oferta de Tacón de rebajarles el tributo pero lo que siguió después de esa negociación inicial fue la transformación radical de las relaciones políticas entre los indios del común y sus caciques. Ese también fue el inicio de los cambios en la relación de 1 459 Marce/a Echeverri los indios con el cabildo de Pasto. Ambos procesos estuvieron marcados por el liberalismo gaditano, que fue un factor importante en la medida en que propició ajustes en las categorías sociales y políticas relativas a los indígenas. Veamos por qué. Es bien sabido que el proyecto liberal procuró integrar a los indígenas al cuerpo político nacional y que, con ese fin, se promulgó la abolición del tributo indígena. Las condiciones de guerra en las localidades se convirtieron en un filtro grueso que limitó la aplicación de ese proyecto y, por lo tanto, las consecuencias del mismo fueron variadas. En Lima y Quito tanto como en Popayán, la abolición del tributo se consideró inviable dada la necesidad fiscal de los gobiernosi4. Sin embargo, los decretos no pudieron mantenerse frenados del todo y la propuesta marcó visiblemente la política local. Por ejemplo, el protector de naturales del distrito de Pasto se involucró en la defensa de los intereses de los indios del común que estaban siendo afectados por el proceso militar de la guerra. Como eran los indios del común quienes participaron en la guerra, ellos esperaban que el gobierno les reconociera ese servicio con la prometida rebaja del tributo. Sin embargo, los caciques de los pueblos del distrito de Pasto estaban opuestos a que se redujera el tributo porque les hacía perder poder y recursos. Entonces los caciques se aliaron con el cabildo para demorar la reducción del tributo. Esta confrontación demuestra que en las comunidades de indios de Pasto el realismo no fue monolítico y que se definió a través de los conflictos latentes entre los caciques y los comuneros, que tenían motivos distintos para defender al rey. La peculiaridad de este caso está en que el protector de naturales de la región actuó de mediador entre los intereses de los comuneros y el discurso liberal que ofrecía términos novedosos para el gobierno de las comunidades (Echeverri, 2009a: 48-56). Las tensiones entre el discurso absolutista y el discurso liberal se reflejaron claramente en el antagonismo que surgió entre los caciques y los comuneros. Esos conflictos parecen paradójicos dado que la historiografía ha reproducido la idea de que los indios realistas solamente actuaban en respuesta a la manipulación de las elites. Pero yo propongo que, más bien, la manera esencialmente política en que las comunidades se articularon al proceso de la guerra explica que, aun eligiendo permanecer leales al rey, las comunidades de indios de Pasto experimentaron alteraciones serias en sus dinámicas internas. Así que, al contrario de lo que nos ha dicho la historiografía tradicional -que los indios eran realistas porque eran esencialmente conservadores- lo 460 1 ~ Morelli (2005, 170-171), S,Ja i Víla ( 1990), Soux (201 o, 247-253). Abascal, Cádiz y el realismo popular en Popayán que vemos en Pasto a partir de 1809 es la manera como el realismo permitió a los indígenas buscar mejorar sus condiciones. Tanto los caciques como los indios del común buscaron beneficios a través de sus alianzas con las elites realistas. Y al hacerlo, también definieron de manera selectiva lo que consideraban legítimo y deseable. Tener esto en cuenta abre la posibilidad de repensar el realismo y las alianzas realistas como fenómenos históricos dinámicos, de reinsertarlos en la Historia (con mayúscula) y dejar atrás la idea dominante según la cual solamente las acciones que se orientaron hacia el proyecto nacionalista con fines republicanos se consideran históricamente relevantes. Como he ilustrado aquí con el caso de Pasto, la relación entre el realismo y el liberalismo gaditano es una de las claves que da sentido político a los conflictos locales al interior de las comunidades indígenas. Esos conflictos, además, están en la base del proceso político decimonónico hispanoamericano y más específicamente colombiano. Conclusiones El realismo popular en Popayán debe enmarcarse en dos aspectos que, combinados, generaron oportunidades para la acción política de los indios y los esclavos a partir de 1809. En primer lugar, la visión inclusiva que tuvo Abascal desde Lima facilitó la conformación de un bloque realista en el Pacífico dentro del cual la institucionalidad monárquica se mantuvo firme. Segundo, esa institucionalidad monárquica tuvo diversas expresiones dada la difusión de ideas liberales desde la península en la década de 1810. Aunque la recepción del liberalismo fue dispar, la incorporación de nuevos lenguajes y categorías políticas novedosas abrió un rango de posibilidades en la interpretación de los derechos y deberes de los sujetos de la monarquía hispana. En Popayán, por ejemplo, el liberalismo tuvo consecuencias que marcaron la política de las comunidades indígenas especialmente. Las diversas respuestas de los sectores populares en Popayán son parte fundamental de la historia política de este periodo. Recordemos que hasta hace poco se marginó casi totalmente tanto a los indígenas como a los africanos esclavizados de las narrativas sobre la independencia. Así como en la última década se ha demostrado la importancia de ambos sectores en los movimientos independentistasis, mi investigación indica que los cálculos políticos de los • 1s Véase Bragoni (2008), Di Meglio (2007), Dubois (2004), Ferrer (1999), Guardino (1996; 1 461 2005), Helg (2004), Lasso (2007), Van Young (2001), Walker (1999). 462 1 Marcela Echeverri realistas estuvieron íntimamente relacionados con la numerosa población de indios y de esclavos que tenían una importancia militar y política indudable. Efectivamente, las expectativas particulares de las comunidades de indios y de afrodescendientes marcaron el curso de la contrarrevolución en Popayán. La innovación de Tacón al promover la movilización de indios y esclavos no sucedió en un vacío sino que tuvo que ajustarse a las prioridades que cada grupo consideraba como un elemento potencial de negociación. En el caso de los indígenas fue el tributo lo que se convirtió en un tema altamente político, y en el caso de los esclavizados el medio más eficaz de negociación fue la libertad y su reconocimiento como vasallos en la monarquía. Aunque la nueva historiografía sobre las independencias latinoamericanas rescató el tema revolucionario, al hacerlo volvió a trazar una línea recta entre el periodo colonial y republicano. Sin embargo, esta historiografía que ha revalorado el proceso de independencia y su naturaleza política es un terreno fértil para el estudio del realismo popular. Al repensar la importancia del contexto imperial para el proceso político regional entre los virreinatos de Nueva Granada y Perú no solamente hacemos justicia a la visión de los actores políticos históricos; el estudio del realismo libera las narrativas históricas de la teleología nacionalista y expone la complejidad de la era de las revoluciones. En este sentido, la historia de las alianzas realistas en Popayán también es relevante si pensamos en el proceso de abolición de la esclavitud en Colombia. Mientras la «República» tardará muchos años en conceder derechos y libertades a los afro-descendientes, vemos que los esclavizados encontraron que sus oportunidades estaban mejor definidas dentro del contexto imperial y por eso mantuvieron un diálogo y buscaron negociaciones concretas con los realistas. Es decir que para comprender la historia política de las poblaciones afro-descendientes en Colombia es fundamental ampliar el marco de estudio de las ideologías y los conceptos políticos así como de las identidades, para incluir al realismo como una opción viable y posible históricamente en el periodo que nos ocupa acá. De igual manera, el realismo indígena en el sudoeste de Colombia impactó la política local y también la nacional porque las comunidades lograron mantener estructuras jurídicas y sociales que les favorecían a pesar del intento de los republicanos por transformarlas. Por una parte, eso demuestra que la transición de la Colonia a la República fue un proceso complejo en el cual las identidades coloniales tuvieron importancia por estar en la base de los Abascal, Cádiz y el realismo popular en Popayán conceptos jurídicos en formación. Por otra parte, si tenemos en cuenta los conflictos al interior de las comunidades en Pasto, también es evidente que la permanencia de estructuras corporativas como las comunidades indígenas no fue algo inevitable. Por el contrario, tanto las estructuras corporativas como la identidad indígena resultaron de un proceso político específico que está trazado en las luchas que tuvieron lugar entre los caciques y los comuneros a lo largo del periodo de las guerras de independencia16. La provincia de Popayán constituyó un obstáculo al republicanismo porque su territorio albergaba una población multiétnica que aprovechó la coyuntura de la guerra para redefinir las relaciones políticas a su favor adoptando la defensa del rey como su causa. En esta región la articulación entre la zona minera y los altiplanos que proveían alimento al área costera fue la base económica de las alianzas realistas que persistieron a partir de 1809 hasta 1824 entre indígenas, esclavizados y libres. Por eso, aunque la expresión social del realismo estuvo imbricada con las categorías jurídicas coloniales que marcaban la diferencia y los agentes de la corona establecieron mecanismos de negociación particulares que reprodujeron esas divisiones, las alianzas multiétnicas en realidad reflejaban la existencia de una economía común. Asimismo, como se demostró en la rebelión liderada por Agustín Agualongo contra la entrada de Bolívar a Pasto en 1822, la defensa del territorio fue una prioridad para las comunidades indígenas tanto como para las comunidades de afrodescendientes que habitaban la zona del Pacífico. Por ese motivo, la historia del realismo entre Iscuandé, Barbacoas y Pasto revela un contexto regional particular en el cual las inclinaciones políticas de los sectores populares tuvieron una importancia enorme. Su particularidad está justamente en la variedad de intereses étnicos que se combinaron para dar lugar al proyecto político realista, de defensa a la corona, sobre la base del entorno que representó la vitalidad del gobierno de Abascal en Perú en consonancia con la renovación propuesta desde Cádiz para reformular la monarquía española . • iG Un caso de realismo indígena en Nueva Granada cuyas consecuencias contrastan con la situación 1 463 en Pasto se puede estudiar en Saether (2005). 464 1 Marce/a Echeverri Referencias citadas Fuentes primarias ABASCAL, J. F., 1944 - Memoria de Gobierno, Tomo II; Sevilla: Escuela de Estudios Hispano-Americanos de Sevilla. Archivo General de Indias (Sevilla) - Fondo Quito. Archivo Histórico Nacional (Madrid) - Fondo Consejos. Archivo Nacional del Ecuador (Quito) - Fondo Popayán. Biblioteca Luis Angel Arango (Bogotá) - Archivo de Emiliano Diaz del Castillo. 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